
Un dragón tarado que siempre le apestaba las cosas a un bigotón parecido al ecoloco pero más roñoso y llamado cascarrabias.
La princesa amanecer que viajaba en un carro – globo, siempre acompañada de un putín llamado “Terry” de sweater rojo con cuello de tortuga, y su mascota, un “perro” interplanetario que aparte de puñal, se le caía la nariz.
Ahora que refrescaron su memoria, ahi les va la neta:
La vaga idea que se retiene luego del implacable paso de las décadas es la siguiente: desconocidas la forma y la razón del hecho, Terry llega al reino de la Princesa Amanecer, donde uno de sus súbditos -el siempre inconforme Cascarrabias-, consigue echar una especie de mal de ojo de tristeza y mala vibra sobre el reino. La princesa y Bip -un perrito(?) con decorado psicodélico al que se le botaba la nariz para olfatear en lugares de difícil acceso-, piden la ayuda del recién llegado para romper el hechizo y restaurar la alegría a esa tierra de fantasía.
Lo único que tienen que hacer para que todo vuelva a la normalidad es encontrar la Llave de Cristal y ‘activarla’, pero ésta se encuentra en la ya famosa Cueva de las Orquídeas Susurrantes, una cavidad oculta en la tierra de las Mil Cuevas.
Desde luego, Cascarrabias intentaría frustrar cada intento de la Princesa Amanecer por recuperar el buen humor de su gente. No se recorrieron las mil cuevas, pero todo parece indicar que de hecho sí llegó el día en que entraron a la susodicha cueva y no encontraron la llave dentro.
La Llave de Cristal, dicen algunos sabedores del tema, habría estado literalmente en las narices del más carismático protagonista de la serie animada: el dragón de Cascarrabias. De ahí los incontenibles estornudos de fuego que invariablemente lograban nivelar la balanza en favor de ‘los buenos’, sin que pudieran tampoco obtener la llave.
De resultar cierta esta teoría, la salamandra no hubiera sido tan alérgica ni tan estúpida; quizá el dragón era en realidad el celoso protector de la llave y sólo estaba ahí para asegurarse que ambos bandos no se hicieran daño entre sí al mismo tiempo que cuidaba el cristal mágico.
O quién sabe? Para la época tan elecedosa que vivió esa historia, tal vez el dragón la aspiró pensando que eran cristales de algún ácido o la nueva cocaína de finales de los 60á.
